Miradas a la Pampa

Por Jaime Alvarado García

Recorrer el desierto nos llena la vista de paisajes diversos. Reinan el sol y la soledad por el día. Y el frío y la ventolera, cuando llega la noche. Pero, en ese escenario inmenso, quedan aún vestigios de esa grandeza que el salitre, el “oro blanco” dio a Chile por más de ochenta años, entre los siglos XIX y XX. Demos una mirada a ese paisaje sobrecogedor…

PUERTO DE COLOSO

Al alero del gran cerro Coloso, al sur de Antofagasta se teje la historia de un pueblo del mismo nombre. Coloso, actualmente perdido en la memoria de los actuales habitantes de la Región de Antofagasta, fue un pueblo con una historia en particular. Desde el 1900 y hasta pasado 1932 se desarrolla un complejo que tenía por objeto embarcar el producto salitrero desde el Cantón de Aguas Blancas. Un visionario empresario construye un campamento que progresó hasta formar un gran pueblo, que contaba con viviendas de trabajadores, oficinas administrativas, ferrocarril, iglesia, cuerpo de bomberos, dos escuelas, restaurantes y hasta un gran hotel.
La crisis salitrera y los malos manejos financieros llevaron a la empresa a quebrar, por lo que sus instalaciones fueron llevadas a remate. Desaparece el pueblo y con ello se sume en el olvido un lugar de antiguo esplendor y de gran bonanza económica.
Lo más particular y trágico de esta historia es que, quien remata estas instalaciones, no pretende mantener nada, por lo que procede al desarme total de este pueblo que es vendido por madera y fierro a otras empresas interesadas.

PUERTO DE TALTAL

Taltal, puerto sur de la región salitrera, sirvió como punto de salida de la producción obtenida en las oficinas del Cantón de Taltal, donde las de mayor producción y envergadura, fueron “Santa Luisa”, “Flor de Chile”, “Alemania” y “Chile”. Contaba con una batería de muelles, lanchones, remolcadores, lanchones, chatas y un sistema ferroviario que conectaba la minería argentífera de la precordillera con el Océano Pacífico, atendiendo además a las salitreras que explotaban esas ricas calicheras.
Un poco más al norte del puerto de Taltal, se hallan vestigios de “Caleta Oliva”, primer punto de embarque salitrero chileno, proveniente desde el interior del desierto.

PUERTO DE TOCOPILLA

Tocopilla es la puerta Norte de la Región de Antofagasta y tiene larga data como puerto de salida de la actividad minera. Hoy en día se conoce su complejo portuario y en el que se hallan, además las centrales generadoras de energía que abastecen a la gran minería del Norte Grande.
En épocas pasadas, como “Caleta Algodonales”, tuvo actividad minera ligada al cobre, pero fue el salitre lo que le dio esplendor y estatura de puerto mayor. Todas las salitreras del Grupo “Toco”, sacaban su producción por ese puerto, que mostraba una intensa vida marítima. Un sistema ferroviario eléctrico, conectaba el desierto con la costa tocopillana.
En la actualidad instalaciones mecanizadas para el embarque de salitre y para la descarga de carbón, representa la modernidad que vive dicho puerto del Norte Grande.

MUELLES DE ANTOFAGASTA

Hasta 1928, año de la puesta en servicio del puerto artificial, Antofagasta era un puerto muy inseguro, en virtud de su régimen de vientos. “La Poza del Salitre”, concentraba toda la actividad marítima portuaria y cientos de veleros anclaban aguas afuera, a la espera de embarcar salitre proveniente del Cantón Central y del ramal “El Boquete”.
“Yungay”, “Miraflores”, “Lihn”, “Fiscal”, “Ferrocarril”, “Barnett”, “Bellavista y la dársena de la Anglo Lautaro, conformaban la dotación de muelles donde se centraban los embarques de salitre y se recibían los insumos para llevar hasta el desierto, para la producción y elaboración del “oro blanco” era el pilar económico de la grandeza del Norte Grande.

CANTONES SALITREROS

Con el nombre de cantón, se identificaba a un distrito donde operaba un grupo de oficinas salitreras. Este territorio comprendía las calicheras, la máquina o “planta”, los propios campamentos y un ferrocarril, tendido de rieles que conectaba todas las oficinas del cantón con un mismo puerto de embarque, por donde salía la producción de salitre y yodo.
La Región de Antofagasta, antes provincia de Antofagasta, tenía el Cantón de Taltal, que tenía como puerto de embarque al propio Taltal. El de Aguas Blancas, embarcaba su producción por el puerto de Coloso; el cantón Central o Bolivia, con su ramal hacia el sector “El Boquete”, que embarcaban indistintamente por los puertos de Antofagasta y Mejillones y el cantón Toco, que embarcaba el salitre por el puerto de Tocopilla.

OFICINA SALITRERA “PEDRO DE VALDIVIA”

Esta oficina salitrera fue la segunda construida en la era Guggenheim y su primera fondada de salitre se produjo el 6 de junio de 1931 y en sus tiempos de esplendor productivo, alcanzó a tener una población cercana a los 14 mil habitantes.
En sus comienzos, fue propiedad de la “Lautaro Nitrate”, la que en los años 50 se fusionó con la Compañía Salitrera Anglo Lautaro. A fines de los años 60, la oficina pasó a ser propiedad de la Sociedad Química y Minera de Chile, conocida con las siglas “SQM”, bajo cuya administración operó hasta el año 1996, en que apagó sus fuegos y comenzó el despueble. Hoy, la oficina salitrera está totalmente abandonada y solo su casco central se ha conservado, en su condición de Monumento Nacional.

OFICINA “MARÍA ELENA”

La oficina salitrera “María Elena”, ostenta el título de ser la única oficina que opera en el planeta. Junto con la ya desmantelada “Pedro de Valdivia”, fueron las dos grandes instalaciones que el sistema Guggenheim levantó, para continuar explotando las calicheras. El sistema, con grandes movimientos de material, procesado en enormes plantas, permitía operar con buenas perspectivas económicas, resolviendo en alguna medida la crisis del “oro blanco”, que comenzó a manifestarse a mediados de la Primera Guerra Mundial. El procedimiento Guggenheim puso la lápida al sistema Shanks… Y hoy ha sido reemplazado por el sistema que procesa los caliches mediante la lixiviación en pilas.

PUEBLO DE “PAMPA UNIÓN”

Este pueblo -hoy en ruinas- tuvo un pasado de luces y penumbras. Fue fundado el año 1911, por el médico Lautaro Ponce, con la intención de instalar un hospital, para atender los cientos de enfermos y accidentados provenientes de las oficinas salitreras del Cantón Central. En los años 1922 – 1927, contaba con una población de 2 mil habitantes.
Al poco tiempo, alrededor del hospital, se instalaron negocios de toda índole, entre ellos garitos y casas de “tirimba”, lo que hizo que se considerara “Pampa Unión” como un pueblo de lujuria y pecado.
Hoy, las ruinas de “Pampa Unión” permanecen aún en pie, guardando en sus muros memorias y recuerdos del esplendor salitrero del siglo pasado.

OFICINA “CHACABUCO”

Enclavada en el corazón mismo de la comuna de Sierra Gorda, la oficina “Chacabuco”, cuyos orígenes se remontan al año 1922, fue levantada por la compañía, Anglo Nitrate Companý sobre las ruinas de la oficina “Lastenia”. Fue una de las últimas oficinas del Sistema Shanks construida en la provincia de Antofagasta. Comenzó sus operaciones el año 1924 y llegó a tener una población de cinco mil habitantes, produciendo hasta 15 mil toneladas métricas anuales.
“Chacabuco” apagó sus fuegos definitivamente el año 1940 y fue declarada Monumento Nacional el 26 de julio de 1971. Funcionó como campo de detención para prisioneros políticos desde 1973 hasta 1975. Desde 1990, es propiedad del Fisco de Chile y es administrada por medio del Ministerio de Bienes Nacionales.

OFICINA “ALEMANIA”

Construida a comienzos del siglo XIX, la oficina salitrera “Alemania” comenzó a operar el año 1905. Fue, junto a su similar “Santa Luisa” una de las mayores y de más alta producción en el cantón de Taltal. Su campamento tenía 700 viviendas para los trabajadores y sus familias; un teatro, una escuela, pulpería, edificio de administración, rancho de empleados y una enfermería. Junto con la oficina “Flor de Chile” y “Chile”, fueron las últimas en continuar explotando los caliches de ese territorio.
La oficina apagó sus fuegos el 31 de abril de 1977, luego de explotar una de sus calderas. Fue remodelada y destinada a producir bórax, para ser desmantelada totalmente el año 1988.

EL PUEBLO DE YUNGAY

En el cantón salitrero de “Aguas Blancas”, existió un pueblo que convocaba a los pampinos de las numerosas oficinas que explotaban las calicheras de ese distrito. “Yungay” está ubicado a 90 kilómetros al sureste de Antofagasta y fue fundado -cerca de la estación ferroviaria del mismo nombre- por el general José María González. El Estado le otorgó 80 hectáreas de terreno para tales fines y contaba con una subdelegación municipal, dependiente de la Municipalidad de Antofagasta.
Pero el estigma de todos los pueblos salitreros no estuvo ausente en “Yungay”, donde proliferaron los prostíbulos, las casas de juego, las cantinas y hoteles. Fue también, un antro donde proliferaron los delitos más aberrantes. A corta distancia de las ruinas del pueblo, se halla el cementerio, con tumbas centenarias, que son visitadas por los deudos en el Día de los Difuntos.

LA PULPERÍA

Con este nombre se conocía a los locales comerciales que, a modo de mercados, expendían todo lo necesario para vivir en la pampa. Desde los alimentos, el vestuario, abarrotes, frutas y verduras, se hallaban en sus anaqueles y vitrinas. Pero lo curioso era el nombre que se les daba en las oficinas salitreras. Ello está relacionado con el sistema de pago que recibían los pampinos, con fichas, las que diariamente perdían su valor y los precios, que también subían día a día, disminuyendo la capacidad de compra del trabajador. Por eso, a quienes atendían esos locales comerciales, se les denominaba “pulpos”.

LA “MÁQUINA”

Al edificio. las instalaciones y los equipos de proceso de las oficinas salitreras antiguas, que operaban mediante el sistema Shanks, se les conocía como “la máquina”, o “la planta”. Allí estaban los chanchos, las calderas, los cachuchos, las bateas, las falcas y los muelles. También se hallaban las canchas de salitre, donde el oro blanco era ensacado y despachado a los puertos, para ser embarcado a sus lugares de destino. Lo característico de estas instalaciones, eran sus altas chimeneas, con sus eternos penachos de humo negro, evidencia innegable de los procesos que se efectuaban en su interior.

LA FILARMÓNICA

Con este nombre se conocía el amplio recinto donde se realizaban las más importantes manifestaciones sociales en la pampa salitrera: casamientos, bailes, bautizos y ceremonias especiales se realizaban en ese espacio. Había ciertas disposiciones que cumplir, impuestas con severidad por el bastonero y respetadas por todos los asistentes. El empleo de fichas de colores, determinaba la conformación de las parejas y una orden del bastonero señalaba el ritmo que debía interpretar la estudiantina, grupo musical que animaba dichos momentos de festejo y jolgorio.

PLAZAS Y QUIOSCOS

En todas las oficinas salitreras, el punto que convocaba a los habitantes era la plaza. El lugar de la reunión diaria, del encuentro y de los juegos. Tímidos y sufridos pimientos, vilcas o algarrobos, regalaban la sombra necesaria para capear el sol inclemente, o refugiar los primeros llamados de Cupido. En la plaza se realizaban las ceremonias oficiales, las fiestas patrias o los desfiles escolares. Y en el centro de aquellas plazas, empinados hacia el cielo, los quioscos, que albergaban a las bandas, las estudiantinas y los grupos musicales, que animaban las retretas dominicales.

LOS RIPIOS O BOTADEROS

Recorrer la pampa salitrera, nos permite ver las enormes tortas de ripios o botaderos, que quedaron después de explotar las calicheras y obtener salitre y el yodo. Son especies de conos truncos, donde eran depositadas las borras, transportadas mediante el ferrocarril.
Esos ripios y botaderos son el innegable testimonio de esos años, en que la pampa era el escenario de una febril actividad industrial, que albergó cerca de doscientas oficinas salitreras, con más de cien mil pobladores, entre habitantes y trabajadores.

Agrupación Folclórica Chañar

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